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Hoy nos vemos inmersos en un entorno híbrido en el que nuestras interacciones se dan en mundos digitales, conectados y en red. Los avances de la telecomunicación y la emergencia de un espacio social digital conduce a una nueva configuración de las interacciones y los modos de gestar noción de identidad y de género.
La Revolución Digital modifica como ninguna otra los campos de acción de nuestros cuerpos; ampliando sus límites perceptivos y sensoriales y modificando nuestra mane- ra de entender la interacción y la sociabilidad en el avance de los medios de comunicación. En 1997 fue creada la primera red social, sixDegrees, y desde entonces las redes sociales han ido creciendo y adaptándose a las tecnologías de las que disponemos y las interfaces mediante las que entramos en la red. Hoy, las redes sociales tienen tres mil millones de usuarios activos, un 42% de la población mundial —Según Hootsuite— La evolución de las Redes Sociales abre paso a nuevos modos de interacción, enfati- zando el carácter performativo del ser social y del género. Por otra parte, la interacción en red responde a la naturaleza del entorno digital dominado por las grandes empresas de teleservicios y por la creciente presencia de empresas comerciales que impulsan la monetización de la acción digital.